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Allá por el 2008, un grupo maravilloso de mujeres y yo, estuvimos realizando cada luna llena, un círculo de mujeres. Teníamos una hermosa guía: Amaya, que, con su trabajo y guía, nos ayudó a todas a continuar nuestro camino. Aunque ella siempre está con nosotras, su presencia, amor, dedicación, amabilidad... está en nosotras. Eramos un grupo potente energéticamente. No recuerdo qué trabajo empezamos a realizar aquel día. Normalmente nos dejábamos fluir y el trabajo surgía sol

Cuando era niña iba de colonias con el colegio y me encantaba las tiendas de campaña, los bosques, los juegos por la noche... Así que fui creciendo y nunca abandoné mi conexión con la naturaleza. Tuve una pareja con la que fui por todo el Pirineo. Un lugar apreciado era la Iglesia de Montgarri. Recuerdo que la última vez que la visité estaban arreglando el lugar, ya no tenía el encanto de aquella iglesia abandonada con el cementerio al lado. Era de muy difícil acceso, casi si

Después de aquel episodio en la habitación y la conversación mantenida con la hermana de mi amigo, intenté encontrar información. Sería el año 1989 o 1990. Le pregunté a un par de personas que tenían experiencias espirituales, sobre el tema. Hay quien me dijo que era un enviado de La Muerte. Pero debo informar que no ocurrió nada grave en mi familia ni conocidos durante esos tiempos. Otra persona me dijo que era un demonio. Y me dio el nombre. Busqué la información, pero tal

El círculo es el símbolo de la perfección. Se cierra sobre sí mismo, sin principio ni fin, y representa el inicio de todo: la unidad, lo absoluto, la totalidad. Es la forma más natural y se considera sagrada, presente en todo lo que nace, fluye y retorna. Como figura geométrica, el círculo expresa integridad y realización. A diferencia de otras formas con aristas o direcciones fijas, el círculo fluye sin interrupciones. Es la imagen de lo eterno y de lo inmutable, del movimie

Llevo días sin escribir, pensando en el hombre del sombrero. Cada vez que abro una entrada, vuelvo a cerrarla. Es un tema que pesa. El hombre del sombrero apareció en mi vida en la vivienda de un amigo. Tendría 18 o 19 años. Dormíamos ese día juntos, la puerta de la habitación estaba cerrada. Y me desperté sobresaltada gritando. Mi cuerpo estaba al máximo de alerta. Ahí estaba, en el interior de la habitación, junto a la puerta. Todo él era oscuridad, su gabardina, su sombre

Después de asegurarme que no estaba loca y econtrarme con personas que también eran sensitivas, aclaré mis ideas y empecé a vocalizar lo que sentía. Conforme iba explicando breves sucesos a los demás, fui ideando silenciosamente una hipótesis. Mi experiencia me había hecho encontrarme con entes, espíritus, energías residuales… y tenía muy claro el tipo de seres con los que me había encontrado, según lo que yo había sentido. Ya por el 2010, había pensado mucho en esto. Yo los

Evaluada y etiquetada con depresión crónica grave, bulimia, trastorno límite de la personalidad, ansiedad... y otros diagnósticos de los que casi nadie de mis círculos sociales ni familiares han sido informados jamás. Hace tiempo que escribo... Desde jovencita he escrito diarios que han acabado, con los años, tirados en la basura. ¿Y por qué escribo ahora en este mundillo? Para compartir lo que veo y lo que siento. Para poder decirle a los etiquetados, a los que "sienten", a

La sensación que noté a mi espalda fue desgarradora. Y en sólo unos segundos lo que mi cuerpo experimentó fue escalofriante. El miedo me impregnó súbitamente todos los músculos y quedaron tensos. Es ese miedo profundo que te recorre la espina dorsal de abajo a arriba hasta llegar a la parte posterior de la cabeza… Esa sensación que hay alguien detrás de ti y que te sigue… El cuerpo me temblaba y sudaba… Los ojos me dolían de tanto abrirlos para poder ver algo en aquella tota

Desde niña he sido capaz de ver más allá de lo que nuestros cinco sentidos pueden captar de forma general. Cuando era niña, la sociedad era diferente, y era difícil hablar abiertamente de estos temas. Hoy en día hay muchísimas más personas que tienen la mente abierta a otras posibilidades que no sea el razonamiento puro y duro científico del siglo XX. Por lo que, cuando me pasaban cosas extrañas, yo guardaba silencio. Mi mente racional buscó posibles soluciones matemáticas, f

Cuando era una niña, las noches eran espantosas. Mi madre me sostenía la mano y permanecía a mi lado hasta que me dormía. Pero yo solía despertarme después. Porque siempre los percibo. Y me despierto. Cuando me despertaba, el miedo me recorría todo el cuerpo, la tensión me hacía temblar y sudaba. Sudaba muchísimo, lloraba, empapaba las sábanas con las que me cubría… Inconscientemente, todos nos cubrimos hasta la cabeza durante la noche cuando tenemos miedo. Y yo lo hacía. Yo