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Terapia de choque. Miedo en la oscuridad

  • Foto del escritor: NoemiUrk
    NoemiUrk
  • 28 abr 2018
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 10 ago

La terapia de choque es extremadamente agresiva. Consiste en exponerse directamente al problema. En mi caso, me expuse a solas para enfrentarme al problema, cansada de tener tanto miedo. Era muy joven y ni lo pensé. Tampoco se me ocurrió buscar ayuda. Hoy en día existen diferentes métodos para superar fobias y crisis y la exposición no sea tan traumática como en mi caso.


Algo se me acerca por mi espalda... No lo veo... Lo siento... Terror.


El hecho de percibir algo más allá de lo que podían ver mis ojos, me resultaba una sensación desagradable y temerosa. La incomprensión que algo había más allá de esta realidad y no poder comprenderlo ni compartirlo con nadie, me produjo un gran pánico a la oscuridad.


Muchísimas noches, a pesar de no sentir nada, de no ver mis monstruos, el miedo a no poder ver lo que tenía delante era terrible. Debido a eso, de niña dormía con una pequeña luz y siempre caminaba por casa con alguna luz encendida.


De adolescente, mi curiosidad aumentó. Mi claridad en separar las sensaciones del miedo acaecido por mis monstruos de pequeña y lo que realmente percibía fue aumentando. Así que buscaba soledad, sentía, escuchaba y observaba cuanto podía.


Y llegó un día que dije “basta” a mi terror a la oscuridad. Me dije a mí misma que no podía continuar así. Tendría unos catorce o quince años. Así que esa noche, me levanté para ir al cuarto de baño y como siempre, encendí todas las luces que pude. Me detuve en mitad de la casa y lo apagué todo.



Hay una mano en la oscuridad que sale a sujetarte

La sensación que noté a mi espalda fue desgarradora. Y en sólo unos segundos lo que mi cuerpo experimentó fue escalofriante. El miedo me impregnó súbitamente todos los músculos y quedaron tensos. Es ese miedo profundo que te recorre la espina dorsal de abajo a arriba hasta llegar a la parte posterior de la cabeza… Esa sensación que hay alguien detrás de ti y que te sigue… El cuerpo me temblaba y sudaba… Los ojos me dolían de tanto abrirlos para poder ver algo en aquella total oscuridad.


Y empecé a caminar con todas aquellas sensaciones. Mi deseo era encender la luz y salir corriendo, pero seguí caminando mientras me estremecía. Llegué al cuarto de baño. Y volví a la cama de la misma manera. Me tapé hasta la cabeza.


Todo el cuerpo me quedó adolorido por la intensidad de las sensaciones y mi respuesta emocional y tuve agujetas durante días.


Me costó mucho superarlo, pero lo hice. Y, si alguna vez, este miedo me ha vuelto, este miedo a la oscuridad, he caminado a ciegas a propósito para alejarlo de mí.


NoemiUrk

Experiencias vividas en los años 80

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