Ayahuasca. Maravillosa experiencia
- NoemiUrk
- 14 sept 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 10 ago
Experiencia durante 2009
Tras meses de tener mi experiencia desagradable con la ayahuasca y a rechazar participar en más ceremonias que me ofrecían participar, llegó a mí una oportunidad totalmente diferente.
Como muchísimas veces me ocurre, no sé cómo llegó a mí, pero la llamada llegó al año siguiente de mi primera y desagradable experiencia.
Nos reunimos un pequeño grupo, y recuerdo la sonrisa sincera y bonita del chamán. Era muy joven, pero confié en él en el mismo instante en que nos pusimos en contacto.
Fui sola. Así lo sentía. Esta vez el grupo fue uno solo y todos hablamos con todos.
La ceremonia se realizó en la montaña. El grupo caminó entre los árboles, lejos de cualquier visita inesperada, vestidos cómodamente y con nuestras mochilas llenas de agua y fruta para ese día.
El ritual se inició con un círculo, como se inician la mayoría de rituales en las ceremonias paganas. Todos sabíamos el por qué estábamos allí, queríamos crecer, encontrar respuestas, tener un poquito más de sabiduría, relajar nuestro ser... Aquellas personas me parecían maravillosas y su luz era muy hermosa.
Después de la apertura, cada uno buscó su sitio en el bosque, de forma próxima pero privada. Algunos fueron por parejas, otros permanecieron más agrupados… Pero todos y todas estábamos cuidados por el chamán y las personas que le ayudaban.
Tras la primera toma, no noté nada. Respiraba y meditaba. Me sentía tranquila, en paz. Formaba parte del grupo y el grupo estaba totalmente integrado en el bosque.
Me situé en el sol. Y de pronto, empezó mi estado alterado de conciencia.

No sé cuánto tiempo duró. Pero recuerdo cada instante, cada escena, los colores… Esa experiencia fue inesperada, y la respuesta que hallé fue una gran sorpresa que me respondió muchas preguntas que me hacía desde niña. Y encontré paz, una paz que nunca había sentido. Entendí el por qué me veía con el rostro deformado, entendí por qué no me encuentro cómoda en este cuerpo físico.
Noté cómo alguien me cubría el cuerpo con algo. Y yo seguí con mi viaje personal.
Cuando recuperé mi estado normal de conciencia, encontré dos chicos del grupo que me observaban sonriendo. Me habían cubierto con unas mantas y me habían estado cuidando.
Fue una ceremonia íntima, acogedora, inolvidable, maravillosa.
Durante las semanas siguientes, aprendí a alterar mi conciencia de aquella misma manera sin la necesidad de ninguna ayuda externa como fue la ayahuasca. Encontré cómo alterar mi conciencia solamente mediante la meditación.
Supe que no repetiría la experiencia con la ayahuasca. Al menos, durante mucho tiempo. Y todavía no he sentido la necesidad de volver.
Gracias, muchísimas gracias a todas las personas con las que compartí esta experiencia.
NoemiUrk
Experiencia vivida en Collserola, Barcelona, 2009
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