top of page

Ayahuasca. Experiencia desagradable y bloqueo

  • Foto del escritor: NoemiUrk
    NoemiUrk
  • 31 jul 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 10 ago

Experiencia en 2008.

Mi experiencia con la ayuhasca ha sido muy interesante. En el camino, nos encontramos oportunidades a las que debemos sujetarnos bien y realizarlas. Aunque otras veces, la intuición te aconseja que las dejes pasar, y aseguro que es mejor dejarlas ir.


No recuerdo la primera vez que me hablaron de la ayahuasca. Fueron dos años que recibí muchísima información de incontables terapias y métodos de búsqueda interior. Así que no recuerdo qué sentí cuando recibí el ofrecimiento para poder ir.



Pareja vestida de blanco


Recuerdo el lugar, recuerdo la multitud de personas y recuerdo sus comentarios acerca del ritual, para mí desagradables.


Dejamos los coches y fuimos en hilera caminando unos tras otros hacia el lugar de la ceremonia. Escuché decir a muchas personas que iban cada semana y que alucinaban con lo que veían: dragones volando, por ejemplo, y que era alucinante lo que veían. Tal y como lo explicaban tuve la sensación que tomaban la ayahuasca como una forma de droga para poder evadirse durante una noche de lo cotidiano. No juzgué. Les pasé de largo. Ese no era mi camino.


Teníamos que ir de blanco. Días antes recibes información sobre qué se aconseja hacer en caso que vayas a realizar la ceremonia, por ejemplo, no ingerir grandes comidas, ni alcohol, ni drogas…


Esa ceremonia se celebraba durante una noche, en una nave industrial adornada en tonos blancos: cojines blancos, colchones blancos, mantas blancas… Recuerdo que yo sólo llevé la camiseta blanca.


Gran salón blanco


Yo iba con un amigo. Habían unas doscientas personas e iban formando grupos de las que ya se conocían. Mi primera sorpresa fue la separación de hombres a un lado y las mujeres al otro. ¿Por qué? Eso me hizo sentir incómoda. Cierto es que es una experiencia individual y única, pero en ese momento, tener a alguien a mi lado que conociera era importante para mí.


Durante la ceremonia todo se realiza con el máximo respeto hacia el otro. En silencio. Hay personas que están para ayudar. Y si te mueves o te levantas o haces cualquier cosa, se hace con el máximo cuidado de no molestar a nadie.


Lo primero que produce la ayahuasca es una sanación del cuerpo. Por lo que vomitar varias veces es normal. y como has comido ligero los días anteriores, todo va bien, te apartas, y no molestas a nadie.


Mi cuerpo reaccionó, y no vomitó. Lo hizo bloqueando todas las sensaciones, todos los pensamientos, todas las emociones… Mis músculos se endurecieron de tal forma que empecé a sentir calambres por todas partes. Respiré, me dejé sentir. Pero no sentí otra cosa más que dolor. Mi cuerpo se esforzaba en reprimir ninguna reacción y el dolor era fuerte.


Escuché a mi cuerpo. Tomé tres dosis de ayahuasca para poder romper mi resistencia. Pero fue imposible.


A la mañana siguiente, la mayoría de personas ya se habían marchado. Se iban en silencio. Yo casi no me podía mover por el dolor muscular. Estaba toda contracturada.


Recuerdo que después de la ceremonia se comenta, se habla, se suele ingerir algún fruto, algo ligero… Yo sólo quería irme y descansar.


Tardé días en relajar todo mi cuerpo y volver a la normalidad. Mi cuerpo me avisó que no estaba preparada para abrirme a lo que podía encontrar por ese camino, y le escuché. Esperé muchos meses en volver a probar la ayahuasca. No recuerdo quién guiaba el grupo, no recuerdo si se hizo apertura de círculo.


La siguiente ceremonia fue tan diferente y bella…


NoemiUrk

Experiencia vivida en la provincia de Barcelona, 2008



Ver también:

Comentarios


¿Te apetece enviarme un mensaje?

© 2025 Creado por NoemiUrk con Wix.com

bottom of page