Cuando era una niña, las noches eran espantosas. Mi madre me sostenía la mano y permanecía a mi lado hasta que me dormía. Pero yo solía despertarme después. Porque siempre los percibo. Y me despierto.
Cuando me despertaba, el miedo me recorría todo el cuerpo, la tensión me hacía temblar y sudaba. Sudaba muchísimo, lloraba, empapaba las sábanas con las que me cubría… Inconscientemente, todos nos cubrimos hasta la cabeza durante la noche cuando tenemos miedo. Y yo lo hacía.
Yo